Valoración: 4 sobre 10
GUIÓN: Greg Rucka
DIBUJO: Marco Checchetto, Matthew Southworth, Matthew Clark, Michael Clark, Mirko Colak y Max Fiumara
Tinta: Stefano Gaudiano
Color: Matt Hollingsworth
Panini Cómics
Citas destacadas: "Que no llores por la gente que mata, detective, no convierte a Castle en héroe" (Clemons)
-"En el departamento la mitad queremos darle una medalla, la otra mitad esperamos no encontrarnos nunca con él y tener que elegir. Pero tú...no te entiendo. ¿De verdad quieres detenerlo?" (detective Bolt)
Crítica: Durante unos años nos hemos acostumbrado al humor negro y la brutalidad en los guiones de esta serie del irlandés Garth Ennis, apoyado por unos dibujantes que reflejaban lo descarnado de dichos guiones, lo cual funcionó y permitió el resurgimiento del protagonista. Jason Aaron siguió la estela de dicho estilo que demostró funcionar en el cruel y violento mundo del Castigador. Greg Rucka, un autor ya con un nombre en la industria, corta la línea gore y cínica y fomenta la vertiente de serie negra que tanto le gusta e implica la serie más en el Universo Marvel al que pertenece. Es decir, Punisher continúa siendo el mayor asesino de dicho universo, pero ya no se recrea en lo esperpéntico y la cruda realidad del mundo ultraviolento en que se mueve el protagonista, además de que Bryan Hitch, espectacular a la hora de dibujar superhéroes en mallas en escenas cinematógráficas, contribuye a "suavizar" esta versión del Castigador presentándolo en plan guaperas con ojos azules y una chupa noventera.
Cabe resaltar un detalle peculiar, pues el nuevo guionista de esta serie parece haberse fijado en un par de películas para apoyarse a la hora de reiniciar esta serie: Kill Bill y Seven. El volumen 7 de Punisher comienza con un par de detectives, Walter Bolt y Oscar Clemons, que nos recuerdan mucho a los de la película Seven (incluso el dibujante da un aire a Clemons q se parece a Morgan Freeman) y que sacian el gusto por la serie negra del escritor. Ambos investigan un caso de una matanza a tiros en una boda donde la única superviviente, la novia, acaba en el hospital. El enfoque detectivesco al que tiende Rucka se complementa con una periodista del Bugle llamada Norah Winters que, junto a los detectives anteriores, conforman el nuevo mundo de secundarios del Castigador, en que cada uno presenta sus propias motivaciones para apoyar o intentar detener a Castle.
Un nuevo grupo de criminales, en la línea de otros en Marvel, como, por ejemplo, Hydra, surge bajo el nombre de El Intercambio cuyo mayor problema empieza enseguida en cuanto el primer enemigo que se crean es el despiadado justiciero Frank Castle quien implacablemente se dedicará a masacrarlos, entre hueco y hueco en que se carga a otros delincuentes con los que se topa. Ni siquiera el nuevo Buitre, contratado por el Intercambio, podrá acabar con esta amenaza. Más tarde, la chica del hospital, Rachel Cole, una marine, también se unirá a la cruzada del despiadado pistolero Castle en busca de venganza por haber matado a todos sus seres queridos en el que iba a ser su día más feliz.
En resumen, cuesta desacostumbrarse a la obra de Ennis, porque sin el cinismo y el gore que parece como ir como anillo al dedo en esta serie, esto se convierte en algo repetitivo sin más de un pistolero increíblemente afortunado en salir con vida de las situaciones más complicadas que se dedica a matar sin que nadie pueda detenerlo y creando dilemas morales en la gente que le rodea. Quizá dándole al nuevo guionista algo de tiempo, logre despertar algún interés. Greg Rucka es un buen escritor, no lo demos aún por perdido.
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