jueves, octubre 02, 2014

BATMAN NÚM. 29

GUIÓN: Gregg HurwitzScott Snyder  

DIBUJO: Ethan Van SciverGreg Capullo, Jorge Lucas 

EDICIÓN ORIGINAL: Batman núm. 29 USA, Batman: The Dark Knight núm. 29 USA

Precio: 4,50 euros

ECC / DC Comics

Valoración: 3 sobre 10

Cita: -"Puedo hacerlo" (Batman)


-"Yo les echo de menos" (Batman)

Reseña: Sigo pensando que Scott Snyder es un guionista mediocre ensalzado sin motivo y que esto se le nota menos gracias a los dibujantes de prestigio que le acompañan (Jim Lee en Superman, Gregg Capullo en Batman). El guionista coloca en situaciones ridículas al protagonista por ineficacia o ignorancia, como en este episodio en que contamplamos ojipláticos al Hombre Murciélago sobrevolando los cielos de Gotham con un dirigible en plena tormenta y, además, vanagloriándose de lo cara que es la tecnología que está usando, que desde el primer momento adivinamos que va a acabar en el fondo del mar. 


Batman persigue a Nigma quien ha encontrado la manera de controlar el suministro eléctrico de la ciudad...¿para qué? Con la premisa de la locura, se da por sentado cualquier acto del villano resulta justificable. Para llegar a escurridizo terrorista, el protagonista habrá de pasar por encima de Helfern, otro lunático que ha empleado en sí mismo una fórmula que altera su estructura ósea para tornarlo más resistente a la vez que monstruoso. Luego también contemplaremos al cruzado oscuro ser herido por los afilados huesos de su enemigo sin que ocurra nada grave, lo cual resulta difícil de creer.


En la siguiente historia, continúa la del mes pasado en que el padre del científico que inventó la fórmula para convertirse en ManBat, un tipo aún más cruel que el anterior curtido en su inhumanidad como tiburón financiero y que se ha inyectado en sí mismo la fórmula para vivir nuevas sensaciones, aunque sea masacrando a los vagabundo de Gotham. Como solución a que Batman no logra encontrar una aguja que penetre la dura piel de su enemigo, tiene una ocurrencia: inyectarse en sí mismo el antídoto y dejar que le chupe la sangre. De nuevo, el protagonista acaba empalado por las garras de su enemigo. De nuevo queda como un estúpido que se arriesga sin sentido.

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