Título: Alcanzar la eternidad
Título original: To reach Eternity
Guion: Dan Jurgens
Lápiz: Joe Bennett
Tinta: Jack Jadson
Color: Avalon Studios, Dave Kemp
Valoración: 9 sobre 10
Edición española: Tomo recopilatorio "El poderoso Thor n. 3: Alcanzar la eternidad". Forum
Citas destacadas: -"Las fronteras de un mapa no deben silenciar los gritos de los que sufren. No cuando necesitan la salvación" (Thor)
-"Yo impediría que un asesino en potencia se cobrara una vida aquí en Broadway, así que ¿por qué no iba a hacer lo mismo con un déspota que tiene sometidas a miles de personas?" (Thor)
Reseña: Jurgens explora "a pie de calle" cómo afecta a la población el filantrópico modo de acción adoptado recientemente por Thor no sólo desde un plano físico, sino también espiritual. Mucha gente se deja arrastrar por esa agradable y acogedora sensación paternofilial de que un poder superior vela por ellos fomentando el culto o adoración de ese mismo alto poder.
Aunque algunos califican de superficiales los cómics de superhéroes, en este episodio concreto se trata un tema de sumo interés filosófico del que se ha escrito mucho por parte de psicólogos tanto a favor como en contra. De este modo, el psicólogo suizo Carl G. Jung afirmaba que creer en algo por encima de nosotros genera "una sensación de que la existencia tiene un significado más amplio" que "es lo que eleva al hombre más allá del mero ganar y gastar". Añade que "si carece de esa sensación, se siente perdido y desgraciado". Este pupilo adelantado de Freud insiste en que resulta muy beneficioso "fomentar pensamientos que jamás pueden ser demostrados" ya que esas "ideas y convicciones generales" dan sentido a la vida del individuo y "le permiten hallar un lugar en el universo", además de poder "soportar las más increíbles penalidades cuando está convencido de que sirven para algo; se siente aniquilado cuando en el colmo de todas sus desgracias, tiene que admitir que está tomando parte en un cuento contado por un idiota".
En contra de la "idolización" de poderes superiores se muestra el psicólogo alemán Erich Fromm quien defiende que el anhelo de creer en una "figura todopoderosa, omnisciente, previsora y benevolente" que puede tratarse de un ídolo religioso, fuerzas naturales, instituciones, grupos, jefes carismáticos, la madre o el padre, el marido, imaginarios o no, el culto a la personalidad, etc. provoca una transferencia del individuo creyente de su fortaleza y sus capacidades hacia el ídolo. Este popular humanista del siglo XX aboga por prescindir de ídolos para apoyarse en uno mismo, sin nada que perder y sin otro fin que alcanzar una vida más plena, es decir, estas creencias religiosas coartan las posibilidades de madurar del hombre y de lograr una independencia, libertad e integridad por sí mismo.
De esta forma, el guionista de este cómic reflexiona sobre estas interesantes cuestiones espirituales seleccionando a cuatro neoyorkinos representativos de distintos grados de religiosidad y muestra el impacto en sus vidas cotidianas y espirituales que provoca este poder supremo que soluciona los problemas sociales, como derrocar dictaduras, eliminar el crimen, sanar casi todas las enfermedades, proteger el Medio Ambiente... La historia se centra en estas cuatro personas: una monja que ejerce en un hospital y sufre una crisis de fe ante el sufrimiento que contempla a diario; un agnóstico radiofonista (que Jurgens usa hábilmente como hilo conductor en la narración) que se considera en "tierra de nadie" con respecto a sus creencias; un conductor de autobús que, dejándose llevar por la rutina diaria, no se preocupó demasiado sobre estos trascendentales temas (respecto a su subargumento, el respetado ensayista Fromm destaca que todos poseemos un sentido latente de idolización que se activa cuando se sufre una desgracia, como le ocurre a este personaje); y, por último, una atea convencida que labora en una organización no gubernamental a punto de cerrar por falta de fondos.
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