miércoles, noviembre 04, 2009




The Incredible Hulk vol. 2 números 451, 452 y 453


Títulos: Refugio en la isla (451); Don "Hazte Cargo" (452); A buen recaudo (453)

Títulos originales: Island Getaway (451); Take Charge Guy (452); Lock and Key (453)

Guion: Peter David

Lápiz: Mike Deodato Jr.

Tinta: Deodato Studios (451, 453); Tom Wegrzyn (452)

Color: Glynis Oliver

Valoración global: 6 sobre 10

Edición española: Coleccionable El Increíble Hulk números 45 y 46, Planeta DeAgostini

Citas destacadas: -"Ahora esta isla es mía. Aquí mando yo, y sólo hay dos leyes. La primera, dejarnos en paz mutuamente. Y la segunda...que nadie puede irse. Si obedecéis estas dos leyes...viviréis." (Hulk)

-"¡Yo no quiero amor! ¡El amor traiciona! ¡Destruye! ¡Mata!" (Hulk)

-"Eres como todo el mundo, Hulk. Quieres atención, amor...Pero tu concepto del amor es tan retorcido como tú mismo. Se basa en la lucha y la violencia. Quédate con tu isla y tu pose. Pero eso no es lo que quieres en realidad, ¿verdad? Necesitas la caza. La violencia. Necesitas demostrar que eres el más fuerte. Y para eso necesitas a un cazador. Me necesitas a mí." (Coronel St. Lawrence)

Reseña: Por esta época, los directivos de Marvel exigían un cambio radical al guionista, pero no hacia algo nuevo, sino hacia atrás, hacia los tópicos del personaje. El guionista realizó concesiones, pero no cedió en lo de convertir de nuevo al protagonista en un idiota que limitara argumentalmente la serie. De esta forma, el comportamiento del goliat verde se acercará al de antaño, pero sin rebajar su nivel intelectual: hostil, prepotente, parco en palabras, pero listo como el que más. También Hulk vuelve a ser acosado por el ejército, que intenta una y otra vez capturarlo o eliminarlo mediante diversas estrategias y tecnologías, dirigido por la infatigable coronel Lawrence.

Pero, ¿qué desea en realidad el gigante de jade? ¿Qué profunda necesidad le atormenta? En esta historia de 3 números, se desvela la respuesta a estas preguntas a través del razonamiento de su enemigo, la coronel Lawrence, quien dirige las fuerzas del gobierno para detenerlo y quien parece conocerlo mejor que él a sí mismo. De este modo, Hulk se representa como un adicto a la adrenalina, un guerrero nato que sólo es feliz cuando su rival se encuentra a su altura y el desafío le entusiasma. Un deseo de atención muy retorcido, como indicará la coronel.

El coloso verde busca satisfacer una vacío existencial que le atormenta y cree que lo que necesita es sentir un lugar como su propiedad, un territorio donde él sea la ley, así que se le ocurre secuestrar toda una isla de los cayos de Florida, incluida a su población. El autor explorará las consecuencias sobre la población de la inusitada ocurrencia de este gigante de jade que impone dos únicas leyes para los ciudadanos de la isla que ahora controla: dejarse en paz mutuamente y no huir de su isla. También resulta interesante la relación entre dos hermanos, uno la autoridad en la isla y el otro un rebelde vagabundo, que cuando llega Hulk, se giran las tornas y el primero acaba en la cárcel y el otro como sheriff. Por otra parte, se mostrará que entre los ciudadanos, muchos acabarán desarrollando el síndrome de Estocolmo, alabando a su captor.

Sin embargo, la paz que el gigante esmeralda allí buscaba dura muy poco, ya que pronto habrá de hacer frente a nuevos retos: un huracán que amenaza con arrasar la isla, un Hulk de una dimensión alternativa que viene a advertirle sobre su fatídico destino (otro más) y, finalmente, el ataque del ejército que no piensa ceder en su propósito de reducirle (se plantearán incluso lanzarle otra vez una bomba atómica).

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