Crítica: Mires por donde lo mires, está película es una americanada como una catedral, pues se trata de EE.UU. intentando imponer su criterio en todo el planeta porque, según se manifiesta en la película, se creen superiores moral y tecnológicamente al resto de naciones. Y no solo eso, sino que reflejan a los otros países como inferiores en potencia militar que solo pueden sufrir los ataques de sus enemigos en su territorio.
Y todo esto hace increíble en sentido negativo la película, resulta muy difícil de creer que vaya a ser así este futuro distópico viendo cómo evolucionan las naciones hoy día, en concreto China. Además, se recurre mucho al "Deus ex machina": como la niña robot tiene el poder de controlar las máquinas, todo sucede a gusto del guionista con este subterfugio.
EE.UU. declara a los robots como un enemigo a eliminar en todo el planeta y para ello entra en conflicto con otros países, en especial con el Lejano Oriente que han aceptado a los robots y se han integrado en la sociedad como si fuesen personas. Así, el gobierno americano ha creado una nave y escuadrones de asalto para operaciones por todo el mundo en donde matan y destruyen lo que quieren sin problemas.
Cuando el gobierno americano se entera de que han creado un arma que puede acabar con su supuesta superioridad tecnológica, su prioridad será acabar con esta amenaza fulminantemente, aunque tenga forma y se comporte como una inocente niña. Con lo que no contaban es que uno de sus agentes se rebelara ante los continuos abusos de los destructivos militares estadounidenses.
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