jueves, noviembre 15, 2012

EL INCREÍBLE HULK V2, 6

Guión: Jason Aaron 

Dibujo: Pasqual Ferry, Tom Raney

Color: Jesús Aburtov, Rex Lokus, Frank Martin


Panini Cómics 

Contiene Incredible Hulk v4, 9 y 10 USA 

Valoración: 6 sobre 10


Crítica: Desde tiempos de Peter David que no me lo pasaba tan bien leyendo esta serie. Se ha de reconocer el propósito innovador del guionista aportando un enfoque inédito a la serie: si anteriormente lo habitual consistía en Bruce Banner intentado recomponer los pedazos de su vida hasta que su irascible alter ego verdoso irrumpía para desbaratarle planes y logros, Jason Aaron da la vuelta a las tornas y la personalidad más desquiciada e inquietante se convierte en la del científico atormentado. De hecho, Banner no aparece en ningún momento, el autor mantiene tan perplejo y obnuvilado al lector como al propio goliat esmeralda sobre sus misteriosos objetivos,aunque una cosa resulta segura: manipula como quiere a Hulk para lograrlos. Banner es como una borrachera para Hulk, de la que no recuerda nada tras cada transformación.

Desde el número 8 en que empieza la saga "Stay angry!",  se reproducen historias autoconclusivas y muy originales, de esas que te hacen creer que todo es posible en el Universo Marvel, cuyo vínculo entre ellas se encuentra en la recopilación de una serie de objetos muy dispares por parte de un Banner ausente en la historia a nuestros ojos y utilizando a su alter ego verdoso para salir airoso de tan peligrosas circunstancias en que acaba. Así, en el número 9, Hulk despierta en la ciudad más profunda e inhóspita del océano, tras una operación quirúrgica que le ha introducido una piedra mágica procedente de la desaparecida Atlántida dentro de su pecho. La misión impuesta por su otro yo más endeble consiste en escapar de allá con dicho objeto que los nativos utilizan para fabricar una droga a la que están totalmente enganchados y cuyo efecto más llamativo consiste en que los encoleriza y que, por tanto, no renunciarán de ninguna manera a ella. En el capítulo siguiente, el goliat verde se sorprende en otra situación todavía más descabellada de la que desconoce para qué Banner le ha llevado hasta allá: en una estación espacial abandonada y olvidada convenientemente tras el fin de la guerra fría por los rusos, en cuyo interior existe una selva artificial poblada por un grupo de niños que sobreviven como pueden, por osos cyborgs salvajes y una delirante versión del supersoldado en fanático soviético ansioso de matar a americanos.

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