jueves, mayo 30, 2013

THUNDERBOLTS V3, 7 Como el rayo

GuionJeff Parker 

Dibujo
Kev Walker, Declan Shalvey



Tinta: Terry Pallot

Color: Frank Martin Jr, Chris Sotomayor, Jordi Bellaire


Panini Cómics 

Contiene Thunderbolts 169-174 USA 

Valoración: 5 sobre 10

Citas: "Yo soy un chico malo...y no tengo reglas" (Boomerang)


-"¡No podemos luchar contra nosotros!" (El Arreglador)

Reseña: Los Thunderbolts siempre han planteado una idea atractiva para el lector que consiste en un grupo de villanos, esto es, de maleantes, psicópatas homicidas y lunáticos varios, de gente impulsiva, egocéntrica y muy ambiciosa, todos ellos obligados a colaborar en equipo con un fin común, ya sea alcanzar la redención, conmutar pena carcelaria o sobrevivir. Esto le ha hecho perdurar durante los quince años que se conmemoran con el presente tomo que, además, supone un punto de inflexión al bifurcarse la serie: por un lado, los Vengadores Oscuros, con el equipo creativo actual y más personajes, y Thunderbolts, con nuevos personajes más llamativos, como Punisher y Hulk Rojo, que  ya veremos por aquí.

Aparte de estos personajes tan desequilibrados, Parker introduce una nueva variable inestable: lanzar a estos al pasado, que es como meter a un elefante en una cristalería y esperar que no rompa nada, una amenaza de desastre constante si alteran cualquier cosa que cambie el porvenir. El problema se encuentra en que existen incongruencias argumentales que hacen trastabillar a la historia y reducen la calidad. En una primera parte, los Thunderbolts han saltado a la Inglaterra del siglo VI, en donde enseguida se meten en líos cuando Bumerang roba una espada mágica a un caballero y eso provoca un conflicto con toda la corte del rey Arturo. El resultado no se hace esperar, gracias a la poderosa magia del hechicero supremo en aquella época, que no es otro que Merlín, los Thunderbolts quedarán encerrados en las mazmorras. La incongruencia aquí la veo en que Merlín reconoce ver el futuro y afirma no poder avisar a sus protegidos de las amenazas venideras, pues no puede cambiar el destino. Sin embargo, una de sus estrategias consiste en llenar las mazmorras de las rarezas del reino con el propósito de que los enemigos que asalten el castillo encuentren la perdición en las mismas, pero no explica cómo van a ser tan estúpidos de liberar a estas bestias los enemigos.


Antes de empezar con la segunda parte, existe un episodio autoconclusivo en que disfrutamos de Pájaro Cantor paseándose casi toda la historia en bikini, lo cual no es del todo gratuito, pues disfruta de unas merecidas vacaciones playeras. No obstante, su ligue en la playa acaba engañándola para que se someta involuntariamente a una operación radical del doctor Dorcas para concederle una mejora en el uso de sus poderes sónicos. A continuación empieza la segunda parte con otro salto de los Thunderbolts hacia delante en el tiempo, en concreto, al año en que aparecieron los Thundebolts, en forma de confrontación para destacar cuánto han cambiado a lo largo de estos quince años. De todas las barbaridades que pudieran cometer y que han hecho viajando en el tiempo, la única que amenaza la propia existencia del universo se produce cuando un personaje del presente asesina a su "yo del pasado", así que tendrán que unir sus ingenios y fuerzas para encontrar un "parche" a una paradoja que destruye el universo a su alrededor antes de que termine con todo.

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